La cabra loca y sus nuevos pasos de baile
November 17 2020
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November 17 2020
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Cuenta la leyenda que en uno de los rincones más remotos en las altas montañas de Etiopía, había un joven pastor llamado Kahli.
Desde muy joven los padres de Kahli le otorgaron el oficio familiar del de ser pastor. A Kahli no le molestó nada ya que le encantaba pasar tiempo solo y disfrutaba únicamente la compañía de sus cabras.
Una mañana Kahli decidió ir a un lugar donde un anciano de su pueblo le había dicho que había grandes variedades de vegetación y que había un olor intenso que automáticamente hacía que pudieras soñar despierto. Kahli no sabía bien a qué se refería, pero la idea de ir a ese lugar llevaba rondando su cabeza por varias semanas.
Kahli se despidió de su familia y emprendió camino con sus cabras. Después de varias horas caminando, supo que ya estaba cerca por la descripción que le había dicho el anciano de su pueblo.
Después de dar un par de vueltas alrededor de ese lugar, encontró el sitio perfecto para hacer una fogata. Las cabras se veían tranquilas, entonces Kahli decidió recostarse al lado de una de las plantas, sin darse cuenta se había quedado dormido.
Kahli despertó acelerado y lo primero que hizo fue ver si sus cabras estaban bien. Las noto igual que siempre pero cuando las contó se dio cuenta que faltaba una de ellas. Kahli preocupado empezó a buscarla en todas partes. A lo lejos vio a la cabra corriendo a toda velocidad de un lado al rato, corrió hacia ella y alcanzo ver como traía una rama con frutos de color rojo. Kahli pasó durante una hora tratando de atrapar la cabra. Al alcanzarla pudo quitarle el ramo de la boca y curioso decidió meterse un par de granos a la boca.
Kahli empezó a sentir una serie de sensaciones extrañas en su cuerpo y de la nada sintió una tremenda necesidad de bailar. La cabra al ver Kahli decidió bailar junto a él.
Después de unas horas Kahli se cansó y el efecto del grano se había quitado. Confundido y al mismo tiempo emocionado decidió llevarse una bolsa de granos y llevarla a su casa.
Desde muy joven los padres de Kahli le otorgaron el oficio familiar del de ser pastor. A Kahli no le molestó nada ya que le encantaba pasar tiempo solo y disfrutaba únicamente la compañía de sus cabras.
Una mañana Kahli decidió ir a un lugar donde un anciano de su pueblo le había dicho que había grandes variedades de vegetación y que había un olor intenso que automáticamente hacía que pudieras soñar despierto. Kahli no sabía bien a qué se refería, pero la idea de ir a ese lugar llevaba rondando su cabeza por varias semanas.
Kahli se despidió de su familia y emprendió camino con sus cabras. Después de varias horas caminando, supo que ya estaba cerca por la descripción que le había dicho el anciano de su pueblo.
Después de dar un par de vueltas alrededor de ese lugar, encontró el sitio perfecto para hacer una fogata. Las cabras se veían tranquilas, entonces Kahli decidió recostarse al lado de una de las plantas, sin darse cuenta se había quedado dormido.
Kahli despertó acelerado y lo primero que hizo fue ver si sus cabras estaban bien. Las noto igual que siempre pero cuando las contó se dio cuenta que faltaba una de ellas. Kahli preocupado empezó a buscarla en todas partes. A lo lejos vio a la cabra corriendo a toda velocidad de un lado al rato, corrió hacia ella y alcanzo ver como traía una rama con frutos de color rojo. Kahli pasó durante una hora tratando de atrapar la cabra. Al alcanzarla pudo quitarle el ramo de la boca y curioso decidió meterse un par de granos a la boca.
Kahli empezó a sentir una serie de sensaciones extrañas en su cuerpo y de la nada sintió una tremenda necesidad de bailar. La cabra al ver Kahli decidió bailar junto a él.
Después de unas horas Kahli se cansó y el efecto del grano se había quitado. Confundido y al mismo tiempo emocionado decidió llevarse una bolsa de granos y llevarla a su casa.
Al llegar a su casa temeroso empezó a sentir la necesidad de probar de nuevo esos granos, pero sentía que el sabor era demasiado amargo. Así que decidió infusionar con agua un par de granos a fuego lento. Le dio un sorbo largo a la bebida y supo que había encontrado.
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